Lo que dicen los pimientos

Hoy salimos para disfrutar los últimos días de otoño que se resiste ha dejar paso al invierno, el sol es espléndido y el viento es suave y cálido.
Fuimos al parque Independencia, esta cerca de casa, tome unas clases de manejo con Pi, pero parece que no nací para eso, solo quiero aprender para no sacar a Joaco en las mañanas frias en colectivo.
Después de dar unas cuantas vueltas , compramos unos cubanitos rellenos de dulces de leche y nos sentamos debajo de una arbol de pimientos o aguaribay. Este arbol en particular me trae recuerdos de mi infancia, de la plaza de Lavalle , de mi mamá.
Cuando era chica me encantaba ver las hojas del arbol moverse con el viento , me imaginaba un enorme gigante con su melena al viento, bailando al ritmo de la suave brisa.
Su tronco es enorme y uno puede treparlo con facilidad.
Joaco siempre mira los arboles le llama la atención ver las hojas en movimiento, hoy se quedo un momento mirando y entablo una larga conversación con el pimiento, en su media lengua , en su balbuceo constante (uuuuuuuhhhhh,ahhhhhhhh, mmmmmmm), con carcajadas de esas que uno no sabe con quien o de que se rie.
Me imagino que le conto lo mal que maneja mamá , lo que le cuesta sacar con suavidad (como dice papa) el pie del acelerardor , de lo cansador que es ir en el asiento de atrás mientras mama intenta estacionar por 10 vez de la manera que le enseño papá, de las quejas que expresa golpeando el asiento de adelante para ver si de una vez por todas paran el auto. El pimiento le habra contado de los pajaros que habitan en sus ramas, de los hermosos atardeceres que observa desde su lugar, de los chicos que juegan a sus pies , de las flias que disfrutan de su sombra para tomar unos mates.
En realidad no se de que hablaron pero creo que Joaco como yo sabe "lo que dicen los pimientos".